Por EDWIN DORIA
Quedó demostrado que el actual gobierno no la tendrá fácil para lograr las reformas prometidas durante campaña presidencial. Cómo ocurrió recientemente con la reforma laboral que favorecía los intereses laborales de la clase trabajadora colombiana.
Las mayorías del congreso, representantes del sector financiero, empresarial y mafioso, enemigos del pueblo colombiano, acaba de hundir las aspiraciones de millones de colombianos que buscan dignificar su actividad laboral, para llevar el pan a la mesa de sus hogares, labor hasta ahora precarizada y explotada.
Cabría preguntarse, luego de este revés legislativo, esperado,
¿cuál será el próximo paso?
que dará el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez para cumplirle a la mayoría de colombianos, su promesa de cambio, en un país donde las mafias políticas, empresariales, militares y comunicacionales aún ostentan el poder de manera intacta, y lo más importante, como se organizará y que acciones de lucha realizará el pueblo colombiano, distintas o complementarias a las realizadas normalmente, para revertir el estado de cosas en su contra, al saber que, por vía legislativa, en esta coyuntura no les son favorable, se podría decir casi imposible, a menos que se presentara un milagro, poco probable en la era contemporánea.
Ha llegado el momento, en que líderes y lideresas sociales, populares, indígenas, obreros, estudiantiles, comunitarios, campesinas, culturales, comunicacionales, comunitarios, y hasta empresariales, identificados con el cambio necesario e imperioso, saquen lo mejor de sí, con inteligencia, creatividad y valor, para conducir al pueblo colombiano a luchar por los derechos conquistados, los no cumplidos y los nuevos por conquistar, más allá de la lucha institucional electoral, que está demostrado no es suficiente y en este momento la correlación de fuerzas en la política institucional no es favorable al los intereses de la clase popular.
Es importante, más allá de las elecciones territoriales, que la sociedad civil se organice en asambleas deliberativas permanente, dónde el pueblo legisle, mandate y gobierne fuera de los cánones de la democracia representativa.
Dejo por aquí, esta inquietud, elaborada a vuelo de pájaro, para el análisis, la reflexión, el debate y las acciones urgentes que debemos tomar para enviar un mensaje contundente a las minorías que ostenta el poder, que Quien Manda es el Pueblo. No hay de otra.
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