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BARRANQUILA EN UCI; SE DEBATE ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE


Por
EDWIN DORIA

La ciudad de Barranquilla, no es el mismo “remanso de paz” que le vendieron durante décadas a quienes hacen vida en la otrora Puerta de Oro de Colombia.

Con el auge de las redes sociales en celulares a la mano de cualquier parroquiano, no pueden meterle el dedo en la boca a la gente y no mordérselos. El balance de los casos de homicidios en el año 2022, habla por si solo, la escalofriante cifra de 785 crímenes, de los cuales 370 ocurrieron en el distrito especial, industrial y portuario, capital del departamento del Atlántico, no es mera casualidad, es la consecuencia de una política de ciudad que desprecia la vida, y no es de oportunidades para el ciudadano común y corriente que paga impuestos para vivir de manera segura, en calles y avenidas, barrios y localidades, incluso, hasta en su propio hogar. Pero, con el actual gobierno distrital, no existen garantías.

Según el informe del Observatorio de DDHH, Conflictividades y Paz, publicada el 2 de marzo 2023, en solo un mes se presentaron 3 masacres entre Barranquilla y Soledad con un saldo de 10 víctimas. La violencia contra la mujer en eld departamento del Atlántico, no queda atrás, sumaron 47 víctimas mortales entre el primero de enero y el 31 de diciembre de 2022, superando los casos de 2021. Según las cifras del Observatorio de Violencia Contra la Mujer de la Fundación Teknos.
Masacres, descuartizamiento, drogas y los sicariatos, que es, la mayor cantidad de crímenes cometidos bajo está modalidad en Barranquilla y su área metropolitana.

No es para ponerse a llorar, ni mucho menos, es para que las autoridades que gobiernan este territorio, los y las ciudadanas organizadas y la mayoría de la gente que no está alineada a ningún movimiento social o partido político, se hubiesen pellizcado un momento o parado en la raya, convocándose a la movilización social, en defensa de la vida y en contra de un puñado de criminales que pretenden generar pánico en la sociedad, con el único propósito de someter a más de dos millones de habitantes, que habitan en el distrito y su área de influencia, a la política de muertes violentas, para el control de la economía, el tráfico y venta de estupefacientes, la trata de personas y con ese poder enlodado en sangre, ascender social y políticamente en la ciudad del malecón, la aleta del tiburón y la ventana donde el mundo observa pasivamente la barbarie que está ocurriendo en este rinconcito del planeta .

Las mafias desafían a la sociedad Barranquillera, como sucedió, en los años 70, con el auge de la bonanza marimbera, dónde se impuso la violencia y la nueva cultura traqueta que cambió por completo la percepción de ciudad que se tenía.

Así se presenta hoy, este nuevo ciclo de violencia, auspiciado desde el poder de la economía emergente, que desafía nuevamente a las diversidades étnicas y populares que se congregan en esta ciudad, acabar con los valores, la ética, la cultura de la gente, que desde sus hogares, lugares de trabajo, centros educativos y desde cualquier lugar de la cotidianidad, observa sin asombro, la nueva realidad que se les plantea, como un reality televisivo de nunca acabar, que se manifiesta de forma cotidiana para acostumbrar a sus habitantes a la convivencia con la muerte detrás de cada oreja.

Lo más lamentable de esta situación es el silencio cómplice de autoridades policiales y gubernamentales, de los medios masivos de comunicación al servicio propagandístico de las elites que mal gobiernan, que solo les interesa el despliegue del morbo amarillista y no el análisis, la reflexión para el debate y las propuestas para ayudar a la solución de los múltiples problemas que afronta la ciudad del puente y el alcalde Pumarejo.

La reacción y la respuesta de las autoridades ante los criminales, ha sido irresponsable, dejando, a la ciudadanía a merced de las mafias organizadas y desorganizadas, que andan sueltas de madrina por las calles de Barranquilla que, en el primer mes 2023, asesinaron a 78 personas de manera sediciosa, como anunciando, si así es la entrada, ¿como será la sobremesa que les estamos preparando?

Ante los graves hechos de violencia urbana, que sobrepasa los límites del buen vivir, la ciudadanía no puede, ni debe quedarse con los brazos cruzados, esperando que la clase política tradicional, que no ha mostrado el mínimo asomo de interés por la seguridad ciudadana, tomar cartas en el asunto, no para hacer justicia con sus propias manos, sino, para abrir espacios constructivo de diálogo ciudadano, orientados a la búsqueda de caminos que conduzcan hallar múltiples salidas de solución a problemas complejos que necesitan ser tratado desde las mismas comunidades, en las escuelas con mucha creatividad, hasta los niveles superiores de las academias con laboratorios socioculturales y pedagógicos, dónde los saberes, la experiencia y el conocimiento de las ciencias sociales y humanas contribuyan a darle trámite de urgencia a la solución del conflicto armado, sociocultural, económico y político que vive la ciudad y el área metropolitana, carente de liderazgos visibles que puedan impulsar los cambios estructurales para el buen vivir.