OPINIÓN| EL QUE HACER POLITICO LOCAL

Por
EDWIN DORIA

Es repugnante y vergonzoso, presenciar en los chats de grupos sociales y políticos, tanto de hombres, como de mujeres, para ser paritarios, autodenominados de izquierda, alternativos, progresistas, democráticos, pero ninguno revolucionario, gracias a dios, a la virgen y a los santos demonios, como se destrozan y despedazan entre si, a diente pelado y a mandíbula abierta, hambrientos de poderes personales y grupales, disputándose, como perros rabiosos, las migajas del poder.

Es igualmente bochornoso, observar a contrincantes de la “política alternativa” local, peleándose el hueso descarnado, tirado a la tiña por algún patrón corrupto, patrocinador de los oponentes en disputa, lanzar rayos y misiles, sin medir las nefastas consecuencias, que esto incidirá, necesariamente, en la derrota estrepitosa del proyecto político popular en construcción.

Estás campañas electorales en Barranquilla y el departamento del Atlántico, a cargos uninominales y corporaciones publicas ha dejado al descubierto, como trapos sucios al sol, la verdadera esencia politiquera de quienes hasta ahora, han fingido, ser gente de avanzada de la política alternativa local. Nada más falso y distante de la realidad.
Verdaderos líderes y lideresas con los que propuestas creativas, inteligentes, unificadoras y transformadoras para la gente de cambio en Barranquilla y el departamento del Atlántico.

El morbo sádico de las tribunas, galerías o barras bravas en grupos de WhatsApp, disfrutan hasta el éxtasis del orgasmo ignorante, el degradante espectáculo callejero, brindado en el ruedo salpicado de sangre, por los mal llamados líderes y lideresas de los distintos bandos en contienda.

Estás peleas intestinas de perros, perras y perres callejeros de la política local “alternativa” nos invita a una reflexión profunda del Que Hacer de la política, los cuales carecen, lo que Vladimir Lenin, propone en su libro publicado en 1902, propuestas concretas sobre la organización y la estrategia que debe seguir un partido revolucionario.

La historia ha demostrado que la corrupción es el germen que carcome todas las instancias del poder, sin distingo de orientación hacia la izquierda o la derecha. Porque en las sociedades capitalista, el arribismo, la codicia, la envidia, el odio, la competencia, la venganza, el trasfuguismo, el enriquecimiento ilícito, la traición, la violencia y la ambición, son elementos que sazonan el debate electoral por el poder en las democracias representativas.

Es de suma importancia para quienes aspiran a cargos públicos y quiénes hacen vida política en cualquier partido, movimiento o proceso político, hacer introspección de la ética pública, para asumir conductas que buscan en toda decisión y acción, la prevalencia del bienestar de la sociedad, por encima de los intereses mezquinos particulares y partidistas.

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